negativo

viernes, marzo 30, 2007

Niebla: motivaciones

Se preguntarán, quizás, por qué quiero revivir (de alguna forma) algo que representa una etapa traumática y dolorosa de mi vida. Quizás pueda parecer masoquista. Las verdaderas motivaciones realmente las desconozco, pero hay algo que me llama a hacerlo y sigo sin saber exactamente qué es.
Conversaba al respecto con mi amigo José Pez y me dio su opinión. Según él,
quizás haya dejado cabos sueltos y muchos pueden ser los motivos que me causarian placer reviviéndolo, no necesariamente por el dolor que me causó. Yo le dije que quizás sea por tratar de cerrar una etapa que aparentemente ha sido cerrada pero en realidad no; sobre lo que me dijo que ese es un motivo frecuente para empresas de tal tipo.
Lo cierto es que ese período de mi vida me marcó muchísimo. No puedo decir que cambié porque soy de los que no creen que las personas cambien: la vida de por sí es dinámica y simplemente aparecen distintas fascetas de uno de acuerdo a las circunstancias y a lo que uno va viviendo. Y eso me sucedió a mí esos meses. Conocí cosas de mí que no conocía en ese grado, experimenté sentimientos que no había sentido antes, al menos no en tal intensidad. Entonces, aprendí de mí de qué soy capaz, de cuáles son mis límites en situaciones extremas como las que viví esos meses, entre otras muchísimas cosas, durante los meses posteriores a los infernales además. Como ya dije en mi post 2006, crecí muchísimo el año pasado, a pesar de y gracias a todo lo sucedido esos meses y los que siguieron.
Y querer revivir, conmemorar ritualmente, esa noche, no corresponde a algo relacionado con Karmen exclusivamente; es decir, no lo hago por atar cabos sueltos respecto a mi relación con ella
(lo sucedido con Karmen solo es una parte de que doy en llamar los meses infernales, una parte bastante importante, sí, y también la que inició todo ese proceso, pero es eso: una parte), ni por querer cerrar algo que quizás no haya cerrado ya, específicante, si no que es algo que va muchísimo más allá de eso y realmente no puedo decir qué busco con exactitud.
Aparentemente no tiene sentido, pero sé que aprenderé algo nuevo, o entenderé cosas que no entiendo hasta ahora o veré ciertas cosas con un enfoque distinto. No lo sé. Quizás solo sea que es posiblemnte el acto más representativo de aquellos meses que me marcaron tanto y por eso quiero conmemorarlo. Quizás sea tan simple como eso y no tengo otra motivación que el simple querer hacerlo, porque me nace y hallar una razón quizás no sea importante en este caso, tampoco la necesito. Solo me preguntaba si era un acto masoquista y de esa pregunta surgió este post, aunque me la hice días antes de escribir Niebla en realidad, porque hace días vengo pensando en ello. Ya dije que espero con ansias que se de lo necesario para realizar la conmemoración ritual.
Masoca o no, me nace hacerlo y lo haré, a menos que no haya niebla otoñal, lo cual sería verdaderamente trágico para mi. Ni pensarlo.

jueves, marzo 29, 2007

Niebla

Creo que unos de los eventos más representativos de los meses infernales fueron los dos recorridos que hice por los malecones de Miraflores por aquellos meses.
Inicié ámbos en mi amadísimo parque María Reiche y seguí hasta el Parque del Amor. El primero (29/30 de abril) lo realicé hasta el fin del parque inmediatamente anterior -el del Faro- y luego crucé hasta la Bajada Balta, en dirección a la zona comercial de Miraflores, donde tomé mi micro y regresé a casa, dispuesto a tomar solo. Eran los días del dolor y de la desesperación de lo sucedido con Karmen. El segundo recorrido (fines de junio, me parece) se inició también en mi amadísimo Parque, pero no crucé antes del Parque del Amor, sino que seguí de largo, caminé el Puente Villena hasta el otro lado de la Bajada Balta, llegué al Mirador que hay ahí, donde una vez pasé una noche, de sábado me parece, con Ricardo conversando y compartiendo, cuando aún estaba en Lima. Aunque en aquella oprtunidad no me detuve en dicho parque sino que solo lo observé al pasar, crucé la avenida y me metí entre las callejas, hasta llegar al inicio de Benavides, donde tomé mi carro dispuesto a regresar a casa a tomar solo, nuevamente. En esa segunda oportunidad
de alguna manera quería realizar el recorrido nuevamente, revivirlo de alguna forma aunque tenía otras motivaciones y mental y sentimentalmente estaba mucho más grave, mi depresión realmente me consumía y lo que se inició con una pena amorosa se había expandido astronómicamente tornándose en un descontrol de mi vida y en una pérdida de interés total en todo. Aún seguiría en el hoyo por algun tiempo más, aunque ya estaba saliendo.
Ya llegó el otoño y para mí, desde el año pasado, desde los eventos de los meses infernales, el otoño estará siempre marcado por el recuerdo de aquellos meses y de cosas como aquella caminata. Y quiero revivirla. Estuve buscando en diversos logs de aquellos días y en mi blog y ya tengo tres fechas que necesitaba para organizar mental y sentimentalmente esos recuerdos: las fechas en que me corté el cabello, en que escribí la Carta Abierta y en la que realicé la primera caminata (desde ahora la caminata).
Me gustaría que cuando lleguen los días de niebla otoñal haya entre ellos un sábado -porque tiene que ser sábado-, un sábado por la noche y tener dinero para pasajes y cigarros y estar libre, muy libre. Pero quién sabe si habrá tanta niebla como aquella este otoño y cómo saber si los malecones miraflorinos estarán impregnados de ella. Quizás por acá esté nublado y por allá no o, pero aún, acá no y allá sí.


Fuente: http://www.flickr.com/photos/juanpg/158951071/


Y es que en verdad fue impresionante la niebla aquella noche. Y es como un via crucis, como un rito conmemorativo el repetirla. Fue un sábado, como ya dije, salí de casa como a las 11pm, tomé una S que me dejó en la Av. Del Ejército y caminé hasta el parque María Reiche, me senté en esa banca a llorar, lo que de hecho ocurrirá al recordar y más aún con la niebla rondando, durante mi planeada conmemoración ritual. Luego fui hacia la parte del mirador del parque, estuve ahí un momento, me fumé un pucho mientras miraba el Mar y empecé a caminar, al costado del mismo. Y caminé. Y caminé. Pasé por el parque donde están las rampas de skaters, luego por el parque en el que me estuve columpiando "como niño que aún soy y que nunca dejaré de ser a pesar de todos estos años de sufrimiento que he tenido", luego el parque de las energías negativas, donde abajo venden helados y hay mesitas, subí encima de dicho local y sentí unas nergías negativas que me invadieron y no soporté y huí de aquella suerte de mirador. Luego hacia el parque del Faro, con sus dos tíos ebrios en una banca, uno durmiendo y el otro con aspecto catatónico saludándome, los serenos paseantes, los adolescentes cheleando en una banca a los que el sereno les llamó la atención y ellos respondieron que quedaba poca chela, que ya se iban y yo seguía caminando, luego por la explanada donde se tiran en parapente cuya imágen fue realmente increíble en ese momento: la niebla imposibilitaba ver el horizonte y se veía un grupo de personas sentadas sobre el pasto, sobre lo que desde donde estaba parecían pareos -el pasto debe haber estado muy húmedo, así que no creo que les haya servido de mucho. Llegué al fin del parque y crucé antes del Parque del Amor, como ya dije, rumbo al centro de Miraflores. Tomé mi carro en el paradero de la Calle de las Pizzas y me dirigí a mi hogar, me preparé mi trago con pisco y jugo de frutas y me embriagué en soledad, frente a la pc, con el MSN de compañía y también el IRC, donde me encontré con Karmen para malograrme la noche. Me embriagué en soledad en busca de aquella anestesia frente a tantos sentimientos apasionados y entrelazados que me envenenaban y me abrumaban (ver Carta abierta a la Niña K para más detalles sobre esos sentimientos). Me embriagué para no sentir, para no sentir tanto.
Mientras escribía las notas que inspiraron este post me preguntaba por algunos detalles de ese día, como si ya me había cortado el cabello o no y si ya me pintaba las uñas. Mencioné líneas arriba que verifiqué con ayuda de logs y posts las fechas respectivas. Así, el cabello me lo corté el 25 de abril y la caminata la realicé la noche/madrugada del 29/30 de abril, así que definitivamente ya estaba peladísimo para esa noche. Recordaba mi indumentaria, bien darqueta, aunque sin maquillaje: mi pantalón de corduroi negro, mi polo de manga corta negro, quizás mi polo negro delgado de manga larga también y mi chompa negra de cierre y cuello alto que me había regalado Iván A. dias antes, mi gorro de lana gris y seguramente con las uñas pintadas de negro.
Espero con ansias que se repita una noche sabatina de niebla otoñal y tener lo necesario para realizar la conmemoración ritual. Quizás esta vez use mi boina negra y no mi gorro de lana gris. Aún hay tiempo y esa noche de sábado se puede dar en cualquiera de los sábados de los dos meses que se avecinan. Otoño es hasta junio, aún hay tiempo.

domingo, marzo 25, 2007

Ya no me siento yo mismo

Haré un gran esfuerzo por recordar lo suficiente las cosas viejas a las que hago referencia aca para que se entienda lo que quiero expresar esta madrugada.
Durante los meses infernales (abril a junio, por lo menos, 2006) por razones que mis infieles lectores conocen (y si no, lean los archivos correspondientes a esos meses) sentí cosas muy diversas. Pero últimamente me vuelvo a sentir de una manera en especial. En esa época me sentía muerto. Así definía lo que sentía. Recuerdo que Ros me dijo por aquellos meses que hasta en mis pasos se notaba que ya no era la persona de antes. Que había perdido luz y caminaba como perdido. Y tenía toda la razón, yo era una sombra, un ser inanimado, un qué se yo. Yo extrañaba ser la persona que era, aunque ya ni recordaba cómo era esa persona.


Un tiempo pequeño y eterno (Canela y Vainilla)

Hubo un tiempo pequeño y eterno
en el que mi andar destilaba brillo.
Hubo un tiempo pequeño y eterno
y mis pasos eran de nuevo míos.
Fuimos Canela y Vainilla,
mis ojos destilaban luz
y mis pasos eran de niño felíz.
Hoy soy solo una sombra de nuevo,
una sombra aún más gris.
Si te dijera que me quitaste el alma
y que no sé qué hiciste con ella, ¿me creerías?
Yo sé que sí, sabes bien lo que hiciste.
Estoy muerto, camino solo en este invierno.
Te recuerdo, Aroma, hoy más que nunca,
aunque a veces se dibuje una sonrisa,
mi alma sigue muerta, muerta en vida.
Fui el hombre que creyó ciegamente,
hoy soy solo el anhelo de ese hombre soñador.
Mis pasos de desdibujan entre las calles,
ya no me encuentro, ni en un solo paso,
sigo buscándome y recuerdo quién fui,
anhelo y extraño el hombre que fui,
al hombre que murió, sigo buscando
al trovador gótico, dualidad perdida.


Hoy siento algo parecido. No me siento muerto. Pero no me siento yo mismo, creo que con nadie y en ningún lugar. La mayoría de las pocas veces que he salido estos meses me he sentido así, quizás por una cuestión de pertenencia en realidad. En verdad no lo sé. En el cumpleaños de Lorena, en el cumpleaños de Armando, en el que incluso le dije a Juan Ernesto "yo ya no me siento cómodo en ningún lugar". Anoche me volví a sentir así. Estaba en un pub pachangoso de Miraflores. El Estón y Ernesto me habían invitado y yo me sentía fuera de lugar. Obvio que nunca me sentiré bien con ese tipo de música, ni con la gente tan normal que asiste a lugares así, pero era algo que iba más allá de eso. En un momento se dio esta conversación con Ernesto:

Ernesto: ¿Y a tí qué te pasa? ¿Tú quieres volver con Karmen, no?
Yo (
con cara de qué carajo hablas): Nada que ver. ¿Por qué piensas eso?
Ernesto: Como te veo tan deprimido.
Yo: No tengo ningún problema con ninguna mujer. Yo lo que quiero es plata.
Ernesto: Chambea pes.
Fin de la conversación. Cuando me dice eso yo siempre me callo (mis millones de temores).

De la conversación anterior, notemos: "
como te veo tan deprimido". Eso me hizo darme cuenta de que ya estoy próximo a la catatonia (qlvml!); mejor dicho, que ya se me ve hasta el culo. Y me recordó a lo que Ros me dijo meses atrás.
En otro momento El Estón me dijo algo parecido a "así como soy yo ella ha hecho que me sienta solo en cualquier lugar".
Y eso fue como una luz. Una luz que en lugar de darme esperanzas fue como si me condenara. Porque se parecía tanto a lo que yo sentía, solo que con otras palabras. Para mi fue como si me hubiera dicho "yo ya no me siento yo mismo con nadie, en ningún lugar". Y me puse a pensar en cuándo había sido la última vez que me sentí yo con alguien. Y solo, solo, se dibujó un Ivi en mi imaginación. Y fue cuando vi la dizque luz. (Ver http://www.fotolog.com/darksonic/21045318).
Y me pregunto si así como fue con Ivi que me volvi a sentir yo mismo el año pasado luego de todos los meses infernales (ver El muerto en vida vuelve a la vida) tiene entonces que llegar otra alma gemela a limpiarme o peor aún, si tiene que llegar ella misma a hacerlo. En ambos casos sería fatal. Y es tonto pensar asi. Es hasta absurdo, cuando yo mismo soy el que tendría que limpiarme, o sacarme brillo.
Volvamos a cómo me siento y relacionémoslo con Yzza, de quien hablé al final del post pasado. Con esa señorita he compartido más de una vida de alguna forma bastante cercana, me imagino, para que haya logrado en mi lo que logró: es como si con un solo dedo hubiera tocado mis fibras sensibles y me haya devuelto la capacidad de derramar lágrimas, que perdí realmente no sé cuando (eso me hace pensar en cuando Ernesto me dice llorón y yo pienso que ojalá fuera así, como antes, que podía llorar). Y eso hace que sea un poco como siempre he sido de alguna forma. Aunque de todas formas está esa tristeza, ese inconformismo, ese hastío, esa insatisfacción, ese descontento con uno mismo, que es lo que me hace llorar, así que mucha diferencia no hay, tampoco.
Aunque también me hace llorar cosas que me pasan con ella. Y me pongo a pensar en el poder que tiene sobre mi, de pronto. Me preguntó ella si con ella me siento yo mismo. Le respondí que sí, que al menos me siento mucho más yo de lo que me siento con la mayoría de personas que me rodean.


Cuando nuestras manos se toquen


Recién te conozco
y ya estás tanto en mí
y ya tienes ese poder mágico.

Aunque tú no sepas ver
todo ese background que existe
con tanta facilidad.

Créeme que tengo fe
en que lo sabrás y sentirás
cuando nuestras manos se toquen.


Realmente siento eso de no sentirme yo.

sábado, marzo 17, 2007

Extraña semana de reestructuración

Alguna vez dije que hay un momento en la vida en el que todo es claro y parece tener sentido. En estos momentos siento algo así, aunque desgraciadamente disto de decir que todo tiene sentido. Al menos aunque tenga mi cabeza hecha una ensalada respecto de qué hacer para arreglar lo que es mi vida hoy y de qué hacer para conseguir esas metas que me tracé en mayo del año pasado, estoy bastante tranquilo. ¿Quién lo diría? Yo no.
Como que en el camino logré soltar bastantes lastres que me pesaban bastante. En realidad fueron dos muy pesados: aquellos asuntos amorosos sin los cuales me siento mucho más tranquilo. Y puedo respirar sin ellos con una libertad envidiable.
Y resta seguir con lo que llamo la "semana de reestructuración", en la que busco tomar una decisión acerca de qué hacer para cambiar lo que hoy es mi desastrosa vida. Vaya tarea. Pero más que nada es una decisión solamente. Una decisión fácil en realidad. Pero nada sé sobre las consecuencias de dicha decisión. Puede ser que se torne en un futuro impedimento para irme de una vez. Y a eso es a lo que más le temo. Demasiado.
Fuera de eso, lo cósmico me invade y ando super emocionado por ello. Es increíble conocer a alguien y sentir que algo te une a esa persona, algo poderosísimo, algo increíblemente fuerte. Tanto como para poder abrirte totalmente sin ningún temor a nada. A nada. Sucede tan poco a lo largo de la vida que es super especial. Y se siente una magia, una paz, una tranquilidad asombrosa. Y a eso me refería con que es uno de esos instantes en que todo se ve tan claro y tiene sentido. Y esa es la magia incomparable y única de lo cósmico, de lo astral. Te invade por completo.
Y así, voy por ahí, sonriendo y riendo como tarado, como cuando uno anda enamorado... algo así, pero distinto... muy distinto... porque es una magia de otra naturaleza.
Extraña semana de reestructuración.

domingo, marzo 11, 2007

Más días que pasan

Los días pasan y todo está tan igual, tan gris, tan soso, tan perdido. No sé cómo llamar a nada de esto. Quizás no sea nada de esas cosas. Siento que la caída viene lenta, lenta y yo aquí sin ánimos de esperarla ni de combatirla. Inercia en todo. No quiero nada en verdad.
Y ahora que lo veo, como que ya no importa. Como que ya no importa incluso la desaprobación en las miradas, en las palabras. Tengo ganas de recluirme, pero ni sé exactamente para qué. No sé en qué etapa estoy realmente. Y no sé qué hacer. Si realmente es algo de lo que debo salir porque si no terminaré mal. Y no quiero volver a esos estados de ánimo. Pero pesa tan poco por otro lado. Creo que todo esto tiene tintes de abandono. Y me dejo caer y me sigo dejando caer.
No sé si esperar un poco más. Como que tengo un número de caminos en frente y no sé cual tomar si es que he de tomar uno de ellos y no quedarme exactamente en el punto en el que estoy. Obviamente no sé a dónde me llevará ninguno de ellos, con recorridos distintos pero con miras solo a M.
En resumen podría considerar dos opciones: seguir esperando un poco más o ya simplemente irme. Y eso de "simplemente irme" (pero irme con algo seguro) es una opción que recién considero de esa forma. Irme aunque luego tenga que regresar a resolver mis asuntos, ya tendré el capital para poder ir a M a estudiar. Siempre estuvo esa opción combinada con otros factores. Pero ahora aparece como una luz que siempre estuvo oculta. Y sus rayos me coquetean.
Y yo estoy harto, simplemente harto. Quizás la tome y aunque no es tan fácil como decir "ya, será esto" y simplemente hacerlo, quizás deba hacerlo así, no pensarlo mucho. Quizás así consiga safar de todo esto de una vez. De todo el estancamiento, la espera larga, la incertidumbre, el hartazgo, el vacío y todo eso para lo que ya no encuentro palabras.
Falta poco, falta muy poco..

jueves, marzo 01, 2007

Días de verano

"Nada que hacer, nada que ver"
CHARLY GARCÍA



Sé que tengo en estado de abandono el blog, al menos en cuanto a posts. Hace un rato reparé en que ya llevo un año con este blog, escribiendo mas o menos con cierta regularidad y este primer aniversario de alguna forma está siendo celebrado con el cambio de plantilla y demás remodelaciones, aunque esto en realidad haya sido una idea espontánea para nada relacionada con dicha celebración que, como dije, acabo de descubrir.
Y ya que esto es algo así como un post de aniversario, agradeceré a mis pocos lectores cotidianos, a los conocidos, que creo que son los menos, pero ahí están sacando cara y a los desconocidos, y silenciosos además, ya que jamás dejan un comentario siquiera, que no sé ni cómo llegaron acá, pero también me visitan con regularidad, sobre todo en California. Muchas gracias a todos, aunque sean cuatro gatos y nunca dejen un comentario se les agradece fervorozamente.
Y dejando de lado esto del aniversario, me desahogaré un poco, ya que más o menos esa es la idea de este blog.
Mi vida, pues, se encuentra en un estado catastrófico. Ando pasando por una etapa de mi depresión crónica, no muy fuerte por ahora. Me cansé de buscar trabajo, de no encontrar, al menos, algo en lo que me sienta realmente bien, luego de haber pasado por aquellas dos experiencias de tan pocos días, luego de las que descarto para siempre mozo y vendendor. He dicho. Recuerdo como cuando estaba en esos trabajos decía que en verdad no hay nada como estar tocando, nada, nada. Nada como hacer lo que realmente te gusta y vivir de ello.
Cuán difícil puede ser encontrar, por ejemplo, alguna chamba en la que esté de preferencia sentado, trabajando con las manos y el cerebro, creando, en compañía de cuatro gatos que compartan una onda similar. En suma, un trabajo divertido, que se disfrute aunque no se gane mucho, lo suficiente para no andar ajustado y además poder ir ahorrando. En fin.
La idea general es que me siento estancadísimo, que no caminan las cosas, que no he conseguido chamba y que no tengo dinero ni para cigarros, ni para pasajes y por supuesto, mucho menos para salir los fines de semana o ir a una tocada a mitad de la semana. Practicamente me la paso encerrado 24/7, de preferencia durmiendo, así no pienso tanto en que mi vida es un desastre y un circo patético.
Lo bueno son los ensayos semanales con Los González (la única de mis bandas que camina y además camina bastante bien), las esporádicas salidas nocturnas (hace tiempo que no me pego una salida diurna, ahora que lo pienso, de todos modos es verano, así que es mejor así) en las que puedo compartir momentos con personas queridas y amigos. Bueno es también -y es algo que realmente me reanima y me ayuda a sobrellevar todo este desastre que es mi vida- poder hablar con Karmen, aunque solo sea de vez en cuando y aunque quisiera que sea siempre. Bueno es también poder hablar con otras pequeñas personitas que conforman mi vida y que no hace falta mencionar. Bueno es saber que cuento con gente que me quiere, a pesar de ser como soy, a pesar de este desastre que soy yo. Bueno es que crean en uno y te lo digan. Bueno es que sea grato hablar con alguien, que por ejemplo me de paz y tranquilidad y además se autodenomine mi animadora personal. Buenos son los pequeños detalles y los buenos momentos que me hacen la vida un poco más llevadera y hacen que uno sienta que vivir es especial. Bueno es sentirse querido y apreciado. Bueno es estar vivo. Lo malo es esta vida que uno tiene que llevar.
Quiero irme. Quiero salir de esta ciudad, de este país.
Y de alguna u otra forma trato de conservar la fe y la esperanza diciendo "falta poco, muy poco". Falta poco. Falta muy poco.