Carajo. Pensé que ya había abandonado este barco. Pero siento que debo seguir esperando. ¿Hasta cuándo? ¿Quizás hasta que Timonela decida buscar a su único pasajero? ¿Hasta que se sincere consigo misma y se deje de huevadas? Porque ahora que lo veo, su primer sinceramiento no fue tan completo que digamos, aunque fue un inicio. Porque ella no quería aceptar lo que le -nos- pasaba y pensé que con lo que había sucedido entre ella y yo ya lo había aceptado del todo. Y me salió con una serie de huevadas -pantalla no más-. Pero me doy cuenta de que lo que pasa es que no, no termina de aceptarlo. Y me doy cuenta de que ¡está tan cagada como yo! Que le da vueltas a todo en su cabeza -¡como yo!-, lo cual me da risa, por cierto. Bastante. De alguna forma -retorcida- reconforta.
Pero claro, ¿y si es solo mi cabeza?
Estrés. Estrés. Estrés.
Pero claro, ¿y si es solo mi cabeza?
Estrés. Estrés. Estrés.
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