negativo

jueves, marzo 29, 2007

Niebla

Creo que unos de los eventos más representativos de los meses infernales fueron los dos recorridos que hice por los malecones de Miraflores por aquellos meses.
Inicié ámbos en mi amadísimo parque María Reiche y seguí hasta el Parque del Amor. El primero (29/30 de abril) lo realicé hasta el fin del parque inmediatamente anterior -el del Faro- y luego crucé hasta la Bajada Balta, en dirección a la zona comercial de Miraflores, donde tomé mi micro y regresé a casa, dispuesto a tomar solo. Eran los días del dolor y de la desesperación de lo sucedido con Karmen. El segundo recorrido (fines de junio, me parece) se inició también en mi amadísimo Parque, pero no crucé antes del Parque del Amor, sino que seguí de largo, caminé el Puente Villena hasta el otro lado de la Bajada Balta, llegué al Mirador que hay ahí, donde una vez pasé una noche, de sábado me parece, con Ricardo conversando y compartiendo, cuando aún estaba en Lima. Aunque en aquella oprtunidad no me detuve en dicho parque sino que solo lo observé al pasar, crucé la avenida y me metí entre las callejas, hasta llegar al inicio de Benavides, donde tomé mi carro dispuesto a regresar a casa a tomar solo, nuevamente. En esa segunda oportunidad
de alguna manera quería realizar el recorrido nuevamente, revivirlo de alguna forma aunque tenía otras motivaciones y mental y sentimentalmente estaba mucho más grave, mi depresión realmente me consumía y lo que se inició con una pena amorosa se había expandido astronómicamente tornándose en un descontrol de mi vida y en una pérdida de interés total en todo. Aún seguiría en el hoyo por algun tiempo más, aunque ya estaba saliendo.
Ya llegó el otoño y para mí, desde el año pasado, desde los eventos de los meses infernales, el otoño estará siempre marcado por el recuerdo de aquellos meses y de cosas como aquella caminata. Y quiero revivirla. Estuve buscando en diversos logs de aquellos días y en mi blog y ya tengo tres fechas que necesitaba para organizar mental y sentimentalmente esos recuerdos: las fechas en que me corté el cabello, en que escribí la Carta Abierta y en la que realicé la primera caminata (desde ahora la caminata).
Me gustaría que cuando lleguen los días de niebla otoñal haya entre ellos un sábado -porque tiene que ser sábado-, un sábado por la noche y tener dinero para pasajes y cigarros y estar libre, muy libre. Pero quién sabe si habrá tanta niebla como aquella este otoño y cómo saber si los malecones miraflorinos estarán impregnados de ella. Quizás por acá esté nublado y por allá no o, pero aún, acá no y allá sí.


Fuente: http://www.flickr.com/photos/juanpg/158951071/


Y es que en verdad fue impresionante la niebla aquella noche. Y es como un via crucis, como un rito conmemorativo el repetirla. Fue un sábado, como ya dije, salí de casa como a las 11pm, tomé una S que me dejó en la Av. Del Ejército y caminé hasta el parque María Reiche, me senté en esa banca a llorar, lo que de hecho ocurrirá al recordar y más aún con la niebla rondando, durante mi planeada conmemoración ritual. Luego fui hacia la parte del mirador del parque, estuve ahí un momento, me fumé un pucho mientras miraba el Mar y empecé a caminar, al costado del mismo. Y caminé. Y caminé. Pasé por el parque donde están las rampas de skaters, luego por el parque en el que me estuve columpiando "como niño que aún soy y que nunca dejaré de ser a pesar de todos estos años de sufrimiento que he tenido", luego el parque de las energías negativas, donde abajo venden helados y hay mesitas, subí encima de dicho local y sentí unas nergías negativas que me invadieron y no soporté y huí de aquella suerte de mirador. Luego hacia el parque del Faro, con sus dos tíos ebrios en una banca, uno durmiendo y el otro con aspecto catatónico saludándome, los serenos paseantes, los adolescentes cheleando en una banca a los que el sereno les llamó la atención y ellos respondieron que quedaba poca chela, que ya se iban y yo seguía caminando, luego por la explanada donde se tiran en parapente cuya imágen fue realmente increíble en ese momento: la niebla imposibilitaba ver el horizonte y se veía un grupo de personas sentadas sobre el pasto, sobre lo que desde donde estaba parecían pareos -el pasto debe haber estado muy húmedo, así que no creo que les haya servido de mucho. Llegué al fin del parque y crucé antes del Parque del Amor, como ya dije, rumbo al centro de Miraflores. Tomé mi carro en el paradero de la Calle de las Pizzas y me dirigí a mi hogar, me preparé mi trago con pisco y jugo de frutas y me embriagué en soledad, frente a la pc, con el MSN de compañía y también el IRC, donde me encontré con Karmen para malograrme la noche. Me embriagué en soledad en busca de aquella anestesia frente a tantos sentimientos apasionados y entrelazados que me envenenaban y me abrumaban (ver Carta abierta a la Niña K para más detalles sobre esos sentimientos). Me embriagué para no sentir, para no sentir tanto.
Mientras escribía las notas que inspiraron este post me preguntaba por algunos detalles de ese día, como si ya me había cortado el cabello o no y si ya me pintaba las uñas. Mencioné líneas arriba que verifiqué con ayuda de logs y posts las fechas respectivas. Así, el cabello me lo corté el 25 de abril y la caminata la realicé la noche/madrugada del 29/30 de abril, así que definitivamente ya estaba peladísimo para esa noche. Recordaba mi indumentaria, bien darqueta, aunque sin maquillaje: mi pantalón de corduroi negro, mi polo de manga corta negro, quizás mi polo negro delgado de manga larga también y mi chompa negra de cierre y cuello alto que me había regalado Iván A. dias antes, mi gorro de lana gris y seguramente con las uñas pintadas de negro.
Espero con ansias que se repita una noche sabatina de niebla otoñal y tener lo necesario para realizar la conmemoración ritual. Quizás esta vez use mi boina negra y no mi gorro de lana gris. Aún hay tiempo y esa noche de sábado se puede dar en cualquiera de los sábados de los dos meses que se avecinan. Otoño es hasta junio, aún hay tiempo.